Madrid, Ediciones Libertarias, 1996 (2ª ed. 1999)

Este libro recoge las impresiones, anécdotas, fantasías, vivencias, apuntes de paisaje, reflexiones y comentarios procedentes de un viajero que, acompañado de un grupo de amigos, ha recorrido el Camino de Santiago con una mirada profana, crítica a veces, aunque siempre sensible a la belleza y enamorada de la historia y el arte. Además de calles e iglesias, catedrales y villas, aldeas y cenobios, sendas y ermitas, puentes y ríos, páramos y fuentes, se dan cita en esta obra un variado conjunto de personajes relacionados con la calzada santiaguesa: peregrinos, curas, frailes, sacristanes, enseñantes de iglesia, mozos de comedor, hospitaleros, mozas diversas…

Con una prosa ágil y amena, capaz de conjugar discurso narrativo, ánimo burlón y brotes de lirismo, su autor nos ofrece el original relato de un viaje a Compostela, imprescindible tanto para quien pretenda emprender un recorrido actualizado y profundo de la ruta jacobea como para el que desee sumergirse en la rememoración nostálgica del peregrinaje.

Llegada a Santiago

   Entramos en Santiago cuando ya los destellos
preotoñales se habían escondido tras las torres y
sólo quedaba el parpadeo de la luz en los
semáforos. Acompañados por la armonía estética
que envuelve los nuevos edificios, nos fuimos
acercando al corazón histórico. Estábamos a
punto de admirar la belleza inigualable de un
conjunto de rúas, plazas, patios, claustros,
monasterios e iglesias único en Europa.
Recorrimos el trazado jacobeo sin fijarnos en
detalles. Sólo vimos luces en ventanas, fulgor en
las pupilas, perfiles de torres encumbradas,
fuentes con rumor, soportales de sombra, plazas
pequeñas, una gran plaza que recogía el histórico
latir de los canteros y la melodía de la lluvia,
música, gentes, parejas abrazadas, voces, risas,
rumores.

Reseñas y notas de prensa