Ars Poética, Oviedo, 2019
Historia de este instante puede entenderse como un ejercicio de introspección realizado en un momento concreto de la trayectoria biográfica del autor. El poeta recobra la primera persona del singular (de su propio singular) y muestra su voz, su soledad y su paisaje. Y expresa sus preferencias estéticas: el crepúsculo, lento y sostenido; el verso, repleto de metáforas; y los labios de mujer, abiertos a la risa, al pincel y a la fragua.
A lo largo de los capítulos que componen el libro, se fijan las coordenadas de lugar y tiempo que vertebran el discurso poético y acotan el friso de emociones que se recrean: observar la escritura de la nieve, huir de la atroz indiferencia de los días impares, sentir la llegada del otoño en las sienes, celebrar la llegada de una luz que inicia el ciclo mágico de las transformaciones.
El poeta registra el paso de la belleza sensual y fugitiva, la soledad de las gárgolas, la huella del rocío en los surcos, los días de humo y mapas. Y narra una historia de amor completa, desde la urgencia de los primeros besos hasta la frialdad de la ceniza, que acampa entre los labios como si fuera escarcha.
Diccionario
La voz, una mirada, un gesto,
una sola palabra apenas dicha,
la pincelada lírica, esa barca sombría
que zarpa de los muelles,
ese cuerpo que gime de placer,
una mano
que se abraza a tu sombra,
un corazón
que a tu lado tiembla al mismo ritmo,
un tiempo
que resulta ser el tuyo,
una corola estremecida, un íntimo fulgor,
la nieve derretida, el ascua del deseo,
el amor y sus puentes,
el puente y sus abismos,
el vino y su zarcillo, el agua remansada,
la rosa, una azucena, un aroma de jazmín,
pétalo impar como título para un libro de poemas,
un número casi nunca entero,
una sombra huidiza,
un estruendo que pasa, un posible cadáver,
las sílabas, el eco.